De esto se trata esta versión del Clase C de Mercedes-Benz. Este es un auto para el cual la velocidad, mejor dicho, la aceleración, es el objetivo. Para los que aman la velocidad, más si está un poco más apegada al estilo estadounidense que al europeo, este coche es la gloria.
Todos saben que AMG es el equipo que se encarga de modificar los autos de Mercedes-Benz y hacerlos más rápidos. Mercedes usa el motor V8 de 6.2 litros, que tiene 507 caballos de fuerza en el auto que tuvimos de prueba, aunque hay versiones con la misma máquina y potencia inferior y superior. Es este corazón atlético la razón por la que alguien pague los 1.4 millones de pesos que cuesta.
Por fuera, las modificaciones estéticas no son muchas. Las fascias son únicas. Las de adelante cuentan con grandes tomas de aire inferiores que a los lados están adornados por una línea horizontal de luces leds. La frontal es la más poderosa visualmente, dejando claro que este auto necesita mucho aire para respirar. Es la primera señal. Atrás es igual. Una franja color grafito guarda dos juegos dobles de tubos de escapes cromados, que son responsables por uno de los mayores placeres del C63 AMG: el sonido.
Por dentro encontramos el conocido tablero del Clase C de la actual generación -que muy pronto será reemplazada- con sus puntos fuertes y otros no tan dignos de la marca, como algunos plásticos. El equipamiento es bueno a secas. Hay una gran pantalla controlada por un comando central que es una perilla que actúa como un ratón de computadora. Hay Bluetooth para conectar con el teléfono, sí, pero no se puede escuchar la música de nuestro teléfono por este sistema. Para esto, habrá que conectarlo con cable vía USB. Pero sí podemos compartir nuestra señal de Internet con el coche y con esto escuchar la Radio Mercedes-Benz, con música en inglés y contenidos relacionados con la marca. También es posible acceder a Google y a Facebook, pero prudentemente esto sólo se podrá hacer con el auto detenido.
Los asientos delanteros son espectaculares. Tienen una forma de abrazar el cuerpo sin que nos apriete demasiado y en las curvas nos mantiene en nuestro lugar con determinación, pero sin brutalidad.
• La explosión
Lo principal en el interior del C63 AMG, sin embargo, es el gran botón color aluminio del lado derecho del volante. Porque es cuando lo presionas que este auto muestra de qué está hecho.
El motor ruge de inmediato. Acelere y escuchará el sonido agudo y creciente, que termina con una especie de explosión sonora. Es uno de los sonidos más placenteros, estimulantes, embriagantes que se pueda escuchar de un automóvil. Si fuera sólo por oírlo, ya valdría la pena comprar este auto. Por fortuna, no es sólo sonido lo que recibimos de él.
Tome una recta, espere a tener espacio, sostenga firme el volante con ambas manos y prepárese. Porque cuando su pie derecho ordene, el C63 saldrá hacia delante como si hubiera sido lanzado por una “resortera”. En cinco segundos ya estará a 100 km/h y no sabemos hasta dónde podría seguir acelerando si no estuviera limitado a 280 km/h. El velocímetro marca 320 km/h, lo que puede ser una indicación para los más atrevidos, que rebasen los límites de la sanidad mental y le quiten el gobernador a la máquina.
A alta velocidad verá que el buen chasis del C apenas aguanta tal potencia. Cuando llegan las curvas, hay que dosificar el esfuerzo que la máquina puede entregar, bajo la pena de experimentar el indeseable momento en que la física derrota la valentía. El C63 no es tan refinado como su mayor rival: el BMW M3. Requerirá mucha experiencia y valor para conducirlo rápidamente.
Pero dele unos cuantos metros y el motor se encargará de recuperar esa pequeña desventaja que el chasis otorgó a sus enemigos. Y lo hará sudar, temer, trabajar mucho con los pies, las manos y la cabeza. El C63 AMG es el toro más salvaje del ruedo. No cualquiera lo puede domar, pero el que lo hace, saldrá con esa sensación que sólo los victoriosos conocen.
Por todo esto, mire bien estas fotos. Aprenda de memoria cómo se ve el frente de este auto. Porque si alguna vez le toca verlo en el retrovisor, lo mejor que podrá hacer será darle paso, como si no le importara competir. De lo contrario, habrá muchas posibilidades de que no sólo sea rebasado pronto, probablemente lo verá hacerlo de una forma incluso humillante.
Fuente: http://www.informador.com.mx/suplementos/2014/520380/6/el-lado-bonito-de-la-fuerza.htm
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