Cómo conducir de forma eficiente, en diez consejos
1. Observe las instrucciones de mantenimiento de su coche y revise periódicamente el nivel de aceite.
Porque un coche mal cuidado es un coche que consume más y contamina mucho más. Cada motor merece un programa de mantenimiento, unas revisiones, unos cambios de aceite. Cada coche tiene un libro de mantenimiento donde se especifica qué plazos deben transcurrir entre revisión y revisión. No llevar este mantenimiento al día es exponerse a gastar más y a quedarse tirado en el momento menos pensado.
2. Revise la presión de los neumáticos cada mes.
Porque unos neumáticos con una presión inferior a la marcada por el fabricante pueden aumentar el consumo hasta en un 4% según datos de la Agencia Internacional de la Energía, además de ser un pasaporte para el desgaste prematuro e irregular del único punto de contacto del vehículo con el suelo.
3. Retire peso innecesario del maletero o de los asientos traseros.
Porque cuanto más cargado vaya el coche, más tendrá que trabajar el motor para arrastrarlo y más carburante consumirá. En un maletero no pintan nada las cosas de la playa cuando en la calle está granizando, de la misma forma que no tenemos por qué acarrear una lata de aceite si el coche no tiene pérdidas. Diez cosas que pesan “un kilillo de nada” suman 10 Kg.
4. Cierre las ventanas, sobre todo cuando circule a alta velocidad y retire el portaequipajes cuando lo lleve vacío.
Porque así se reduce la resistencia al aire y se puede disminuir el consumo de carburante y las emisiones de CO2 hasta en un 10%, según datos de la Comisión Europea. Circular por carretera o autopista con las ventanas abiertas o con la baca montada equivale a cargarse buena parte de los estudios de aerodinámica que se llevan a cabo cuando se diseña el vehículo.
5. Utilice el aire acondicionado sólo cuando sea necesario.
Porque el uso excesivo de aire acondicionado aumenta el consumo de carburante y las emisiones de CO2 hasta en un 5%, según datos de la Comisión Europea. Claro que, puestos a elegir, circulando a alta velocidad siempre será mejor utilizar el aire acondicionado que las ventanas abiertas.
6. Inicie la marcha en cuanto encienda el motor y apáguelo cuando esté detenido durante más de un minuto.
Porque los motores modernos están diseñados para ser más eficientes cuando el conductor comienza el trayecto en cuanto enciende el motor. Atrás quedaron los tiempos del “enciéndelo ya y deja que se vaya calentando”. Hoy en día la inyección de combustible se realiza considerando, entre otros muchos parámetros, la temperatura del motor. Y porque gastar con el coche parado es de tontos. Se apaga cuando no hace falta, se enciende cuando se necesita y ya está.
7. Conduzca a velocidades razonables y, sobre todo, hágalo con suavidad.
Porque cada vez que aceleramos bruscamente el motor consume más carburante y produce más CO2. Porque cada vez que frenamos bruscamente sometemos a un sobreesfuerzo tonto a los sistemas de frenado y de suspensión y a las ruedas y neumáticos. Y porque acelerar fuertemente para acabar frenando al cabo de un suspiro es tirar el dinero. No vale la pena. A corto plazo, la suavidad al volante es economía para nuestro bolsillo. A largo plazo, la suavidad al volante es vida para el vehículo.
8. Intente anticiparse al tráfico
Porque de esta manera nos evitaremos los extremos a los que refiere el punto anterior. Para anticiparse es básico mantener siempre una distancia razonable en relación con el resto de vehículos, observar y entender lo que nos rodea y decidir y actuar cuanto antes, para evitar que las situaciones nos pillen con el paso cambiado.
9. Cambie de marcha cuanto antes mejor.
Porque las marchas largas (4ª, 5ª y 6ª) son las que menos carburante consumen, según datos de la Comisión Europea. Claro que de nada servirá pasar a una marcha larga si nos empeñamos en acelerar bruscamente para recuperar velocidad a toda costa tras haber cambiado de marcha. La idea es que pasemos de marcha para relajar el motor, haciéndolo trabajar al mínimo régimen de vueltas posible.
10. Considere la posibilidad de compartir coche para ir a trabajar o durante su tiempo libre.
Porque de esta manera se reduce el tráfico y el consumo de carburante. Cuando varias personas comparten una necesidad de movilidad, lo inteligente es economizar recursos. Buscar excusas peregrinas es lo más parecido a enrocarse en el consumo irracional. Si se puede hacer y todos los ocupantes son gente honrada, limpia y aseada, ¿por qué no compartir el viaje?
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