lunes, 25 de noviembre de 2013

No siga estos malos hábitos de conducción

No siga estos malos hábitos de conducción



Maquillarse, fumar o almorzar mientras conduce atentan contra la buena conducción.

Reflexione. Muchos de los accidentes viales tienen que ver con la imprudencia; y muchas de las imprudencias con acciones que nacen dentro de la cabina del carro, las cuales poco o nada tienen que ver con la conducción.

Al menos el 85 por ciento de esos casos tiene que ver directamente con su conductor, que fue laxo a la hora del mantenimiento: los mecanismos de seguridad de los vehículos están diseñados para no fallar.

Pero aun manejando el mejor y más moderno de los carros, hay acciones simples que dependen sólo del conductor, como detenerse cuando el semáforo pasa a rojo, entregar las llaves si ha tomado, respetar las normas de tránsito y, muy importante, concentrarse en la vía mientras conduce.

Si de esto último hubiera estadísticas, quizá sería la mayor causa de accidentalidad, o al menos es lo que se deduce por la cantidad de anécdotas que giran alrededor de "cuando estaba cambiando de emisora...", "mientras destapaba el paquete de papas...", "justo estaba colgando el teléfono".

¿Por qué acciones como esas son consideradas indebidas por las autoridades?

- Fumar. No solo se trata del humo que vicia el aire dentro de la cabina, sino del peligro de tener fuego en las manos. En una frenada, el cigarrillo cae en los pantalones o en el asiento, el conductor empieza a saltar como un resorte para no quemarse... y descontrol total.

- Chatear. Concentración es lo mínimo que le pide un vehículo a su conductor para que todos sus accesorios funcionen bien y se accionen en el momento justo.

Si el teléfono celular es, comprobadamente, uno de los distractores más grandes durante la conducción, qué decir de los 'smartphone', que no solo requiere oído, sino ojos y manos para funcionar. Sobra decir la enorme irresponsabilidad que implica siquiera acercarse a un aparato de esos mientras conduce.

Comer. Nada como 'picar' el pan camino a la casa. Eso no tiene nada. Pero levantar un 'gatorade' de 500 mililitros cada 30 segundos o disfrutar una hamburguesa doble carne mientras trata de maniobrar el timón sí implica un riesgo muy alto.

- Sintonizar el radio. No en vano los vehículos actuales traen los controles mínimos del equipo de sonido (volumen y cambio de estaciones) a lado y lado del timón: el radio es uno de los distractores más grandes durante la conducción, más si al conductor le gusta posar de DJ.

Según los Centros de Reconocimiento del Conductor (CRC), encargados de realizar los exámenes médicos a los conductores, "el 80 por ciento de las actividades al conducir dependen de la visión". Esto significa que, cada vez que los ojos se distraen buscando la emisora o la canción el iPod, el conductor está poniendo en altísimo riesgo la seguridad de su vehículo.

En cuanto a los oídos, los CRC miden si escucha con los umbrales y las frecuencias de sonido normales y, por supuesto, si alguno de sus oídos tiene deficiencias al escuchar, pues el conductor los necesita no solo para estar alerta de lo que sucede por fuera de la cabina, sino para detectar sonidos 'raros' del motor, la suspensión o cualquiera de los sistemas del carro.

Subir el radio a decibeles imposibles anula por completo la posibilidad de estar 'sintonizado' con su vehículo y su entorno, y pone en alto riesgo la seguridad.

- Usar tapetes ordinarios o plásticos. Los pies deben moverse muy bien en el área de los pedales y encontrar cada uno (acelerador, freno y clutch) sin mayores tropiezos. Un tapate ordinario tiende a enroscarse en las puntas, debajo de los pedales, e interrumpir su normal recorrido.

El plástico protector hace 'patinar' los pies en el piso y puede pegarse a la suela de los zapatos o, peor aún, a los pedales. En otras palabras, se convierte en un verdadero grillete que impide la movilización libre dentro del área.

Lo barato, pues, puede salir carísimo, de ahí que la recomendación es comprar tapetes que encajen con el área de los pedales y que sean de calidad.

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